29/11/09

Carta segunda. La proclamación

Quiero referirme ahora a un discurso importante de José Antonio. Fue pronunciado en el Teatro Calderón de Valladolid, el 4 de marzo de 1934. Allí el pensador puso el dedo en la llaga de muchas cosas. Habló con meridiana claridad. Por aquella época decir las cosas que dijo exigía una valentía sin límites. Porque resultaba difícil hablar claro, sobre todo cuando acechaba la opresión por todos sitios. Pero había muchos hombres y mujeres que le escucharon, con expectación, esperando el momento de oír lo que tanto ansiaba que dijera. La verdad de muchas cosas. Con limpieza y estilo sencillo. Adequible a todos, para ser comprendido. No era la suya una oratoria facilona, entretegida de disquisiciones conceptuales más o menos al uso; eso nunca lo practicó el pensador porque en su verbo había un mucho de poesía y otro tanto de clarividencia. Porque José Antonio no fue nunca hombre dado a hablar dando rodeos. Iba al grano de la cuestión, haciendo honor a su juvenil talante rebelde y, sobre todo, a su amor por España.

Pues bien, allí, en esa quintaesenciada tierra vallisoletana, hizo la proclamación de la Falange. Y en momento tan trascendentalmente oportuno planteó muchos temas, hizo grandes sugerencias y, paralelamente, trazó las líneas maestras de su pensamiento político.

Y entre esas muchas cosas dijo: "El separatismo local es signo de decadencia, que surge cabalmente cuando se olvida que una Patria no es aquello inmediato, físico, que podemos percibir hasta en el estado más primitivo de espontaneidad. Que una Patria no es el sabor del agua de esta fuente, no es el color de la tierra de estos sotos: que una Patria es una misión de historia, una misión en lo universal. La vida de todos los pueblos es una lucha trágica entre lo espontáneo y lo histórico. Los pueblos en estado primitivo saben percibir casi vegetalmente las características terrenas, sino la misión que en lo universal los diferencia de los demás pueblos". Creo que es una frase para reflexionar.

¿Qué opinaba el pensador de los partidos políticos? A la altura de 1934 afirmó tajantemente: "Los partidos políticos nacen el día en que se pierde el sentido de que existe sobre los hombres una verdad, bajo cuyo signo los pueblos y los hombres cumplen su misión en la vida. Estos pueblos y estos hombres, antes de nacer los partidos políticos, sabían que sobre su cabeza estaba la eterna verdad, y en antítesis con la eterna verdad, la absoluta mentira. Pero llega un momento en que se les dice a los hombres que ni la mentira ni la verdad son categorías absolutas, que todo puede discutirse, que todo puede resolverse por los votos, y entonces se puede decidir a votos si la Patria debe seguir unida o debe suicidarse, y hasta si existe o no existe Dios". Evidentemente el pensador hacía un reflejo claro de la época en que vivió, por lo que su postura era totalmente contraria al esquema partidista de su época.

Hay, sin embargo, en su amplio discurso, otros muchos aspectos de interés. Quiero recogeros algunas frases, con ánimo de que os incite a la reflexión y al análisis. No se trata aquí de teledirigir opiniones, todo al contrario, sino el plantear cuestiones para que luego, vosotros, saquéis las conclusiones que creáis necesarias. José Antonio habló, también, en Valladolid del socialismo y sin aspavientos ni rodeos, hizo la siguinete sugestiva afirmación: "El socialismo dejó de ser un movimiento de redención de los hombres y pasó a ser, como os digo, una doctrina implacable, quiso llegar en la injusticia, como represalia, a donde había llegado la injusticia burguesa en su organización. Pero además, estableció que la lucha de clases no cesaría nunca, y además, afirmó que la Historia ha de interpretarse materialistamente; es decir, que para explicar la Historia no cuentan sino los fenómenos económicos". Por eso el pensador señala de seguido: "Así, cuando el marxismo culmina en una organización como la rusa, se les dice a los niños, desde las escuelas, que la Religión es el opio del pueblo; que la Patria es una palabra inventada para oprimir, y que hasta el pudor y el amor de los padres a los hijos son prejuicios burgueses que hay que desterrar a todo trance".

¿Os sirve esto para la meditación y el análisis? Sólo es cuestión de proponéroslo. Hay cosas sagradas, que deben respetarse. Contiene el discurso joseantoniano un encendido amor a España, sobre todo cuando dice: "Lo que queremos es devolver a España un optimismo, una fe en sí misma, una línea clara y enérgica de vida común".

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