11/1/11

Novedad Editorial: "DE CADA CUATRO CAYERON TRES". Cristóbal Córdoba



De cada cuatro cayeron tres

Cristobal Córdoba

Ediciones Barbarroja

Madrid, 2011
424 páginas
19 euros



Hoy en día, en que tan de moda está hablar de “recuperar la Memoria histórica”, son muchos los que se llenan la boca a la hora de hablar de un supuesto pistolerismo falangista en los años 30 amparándose en la manipulada, malentendida y socorrida frase de José Antonio de la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Para el actual sistema, especialmente para sus medios de Comunicación (más bien de “manipulación de masas”), la Falange era y es un grupo de asesinos sedientos de sangre…


Sin embargo, son muy distintas la realidad y la Historia. Y la realidad es que la Segunda República española fue un auténtico atropello antidemocrático y persecutorio hacia quienes no estaban ideológicamente situados a la izquierda. Hoy, casi ochenta años después, con todas las sucias falsedades que se han vertido de por medio, contaremos la verdad: la verdad sin caer en exageraciones ni complejos; la trágica y grandiosa verdad de unos hombres ejemplares, de una centuria de “luceros” que, como Ruiz de la Hermosa, entregaron su joven vida por esa esperanzadora Revolución que habla de Patria, Pan y Justicia y que España aún tiene pendiente.

6/1/11

¿Nos vamos de estreno? Camino a la Libertad

En Camino a la Libertad se cuenta la odisea de Slavomir Rawicz - lawomir Rawicz (1915-2004)  teniente del Ejército polaco que fue apresado por los soviéticos después de la la invasión alemana de Polonia . En un libro llamado La Larga Marcha , afirmó que en 1941 él y otros seis compañeros habían escapado de un Gulag siberiano y se dirigió más de 6500 km (4,000 millas) al sur, a través del desierto de Gobi , el Tíbet y el Himalaya, hasta llegar a la India en el invierno de 1942. Por el camino, al grupo de fugitivos  (dos polacos, un letón, un lituano, un checo y un enigmático ingeniero de EE.UU.  "Mr. Smith")  se les une una niña, Irena, que acabará convirtiéndose en la correa de transmisión entre todos ellos. Muy pocos sobrevivieron... pero murieron como hombres libres.


El director de Master and Commander da en Camino a la libertad otra noble concepción espectáculo en un drama de aventuras que enfatiza la relación del hombre con la naturaleza, y a través de ello ofrece algunas claves históricas verídicas. No obstante, a Weir esto último le interesa mucho menos que el aspecto humano entendido como idea. El realizador deja atrás muy pronto -quizá demasiado- el suspense y las persecuciones, así como las discusiones entre miembros del grupo. Lo que realmente mantiene su atención es la comprensión real de una situación de lucha contra la naturaleza como la que vivieron los protagonistas, retratando a éstos a través de sus acciones y habilidades, no mediante diálogos inanes. Quizá en ocasiones el espectador se queda con ganas de una aventura más convencional, pero Camino a la Libertad, pese a su aparente lentitud, está lejos de ser una obra menor o inaccesible.

A lo largo de la película Weir deja en varias ocasiones que el silencio más absoluto se apodere de la película. Apenas le importa la huida de las tropas rusas y durante la misma desaparecen, por diversas causas, varios de sus personajes principales. Weir trata todas estas escenas con un sereno dramatismo que acerca Camino a la libertad al sentir épico de David Lean o incluso los mejores momentos de Clint Eastwood o Terrence Malick, pero sin la aridez del director de La delgada línea rojaCamino a la libertad es un drama de aventuras que no deberíamos perdernos.