26/10/09

Carta primera. 29 de octubre de 1933


Esta fecha importante corresponde al día en que José Antonio pronunció, en el Teatro de la Comedia de Madrid, su discurso fundacional de la Falange. Puso en él todo el entusiasmo de un hombre de servicio, impaciente por hacer crítica de lo que en esos tiempos difíciles existía en España y saliendo al paso, con su enorme ímpetu juvenil, de todas aquellas cosas, actitudes y derroteros confusos por los que se atravesaba.

Con una dialéctica profunda, aunque sencillamente asequible, marcó la pauta de una serie de puntualizaciones de muy diversa factura; señalando peligros y situándose en la posibilidad de estar ante un riesgo aún mayor, dispuesto a no cejar en su esfuerzo, y multiplicar a cualquier precio cuantos aditamentos fuesen necesarios para lograr unos objetivos, previsoramente estudiados, que llegaran a buen puerto.

Por eso el Fundador de Falange Española señaló en este vibrante discurso madrileño todo un programa de acción. Un análisis concienzudo en donde marcó las premisas fundamentales que debían animar, tanto a él como a los hombres de su generación -a sus seguidores-, en esa tarea de incorporar a España la eseranza cierta de un mañana más alentador.

El político español, cuando hace referencia al Estado Liberal, señala que vino a depararnosla esclavitud económica. Porque a lo obreros, con un cierto y definido trágico sarcasmo, se les decía: "Sois libres de trabajar lo que queráis; nadie puede compeleros a que aceptéis unas u otras condiciones; ahora bien: nosotros somos los ricos, os ofrecemos las condiciones que nos parecen". Y luego, más adelante, se les manifestaba en parecidos términos: "Pero vosotros, ciudadanos pobres, si no aceptáis las condiciones que nosotros os impongamos moriréis de hambre, rodeados de la máxima dignidad liberal ".

Como veréis este es un sarcasmo que le hiela la sangre a cualquiera, o que le crispa los nervios al más pintado. Aquí, si se quiere, ya no se trata de actitudes meramente ideologizantes; es que maldita la hora en que estas cosas se decían. ¿Para quién podía suponer esto un elemento de convencimiento? Pero ¿acaso podía ser esta una opción humana? ¿Ni tan siquiera en su más elemental contextura? Esto suena a miseria. Pura miseria. Y si no, entresaquemos un párrafo del Fundador cuando dice: "que los trabajadores del campo -los campesinos-, que trabajaban de sol a sol -como siempre-, y que se doblaban sobre la tierra, abrasadas las costillas, y que ganaban en todo el año, gracias al libre juego de la economía liberal ... setenta u ochenta jornales de a tres pesetas".

Por eso el pensador manifiesta, en esta otra gran preocupación suya del mundo obrero, que: "Por eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento (nosotros no recatamos ninguna verdad), el socialismo. Los obreros tuvieron que defenderse contra aquel sistema, que sólo les daba promesas de derechos, pero no se cuidaba de proporcionarles una vida justa".

Creo que muchos jóvenes que no conozcan muy a fondo el pensamiento joseantoniano quedarán un poco sorprendidos por el juicio expresado en la frase anterior. Pero a la par de esta honesta observación, José Antonio, a la altura de su tiempo, señalaba también en este discurso fundacional que "el socialismo, que fue una reacción legítima contra aquella esclavitud liberal, vino a descarriarse ... ".¿En qué se fundamentaba el pensador para hacer esta afirmación? Argüía tres puntos básicos de este supuesto desarrío: por el hecho de marcar una pauta de interpretación materialista de la vida y de la historia; de otro lado, un sentido de represalia y, en último extremo, que era una proclamación del dogma de la lucha de clases. Porque ese socialismo que analizó José Antonio en su época no era sino una expresión en donde se suprime lo espiritual; no ve en la Historia sino un juego de resortes económicos y, entre otras cosas, que la Patria es un mito para explotar a los desgraciados. De ahí que el pensador manifestara que ese socialismo no hablaba nada más que de producción, de organización económica. Y hasta el extremo de decir José Antonio: "Asi es que los obreros tienen que estrujar bien sus almas, para que no quede dentro de ellas la menor gota de espiritualidad".

Otros muy diversos temas planteó el pensador en su vibrante discurso madrileño. Su expresión más firme es que Falange Española no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo -dijo José Antonio-, la derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de subvertir una organización económica, aunque al subvertirla se arrastren muchas cosas buenas.

Al paso de todas estas consideraciones, el pensamiento joseantoniano mostraba muy diferentes rasgos de análisis de cuestiones palpitantes y actuales. Por eso indicaba el querer que "todos se sientan miembros de una comunidad seria y completa". También, "que no se canten derechos individuales de los que no pueden cumplirse nunca en casa de los famélicos, sino que se dé a todo hombre, a todo miembro de la comunidad política, por el hecho de serlo, la manera de ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna".

Al fijar su referencia en el hecho religioso manifiesta que el espíritu religioso -al que considera clave de los mejores arcos de nuestra Historia- admite que sea respetado y amparado como merece; pero sin que por eso el Estado se inmiscuya en funciones que no le son propias ni comparta funciones que sí le corresponde realizar por sí mismo.

Un párrafo que nos invita a la reflexión de esta síntesis expositiva, es cuando señala que su movimiento político no es una manera de pensar, es una manera de ser. Por eso añade, ya en la última parte de su discurso fundacional: "No debemos proponernos sólo la construcción, la arquitectura política. Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa".

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