La Falange no acepta el sistema de partidos políticos ni tampoco es un movimiento democrático sino totalitario, y entiéndase bien el término. No somos democráticos porque democrática fue la persecución de religiosa durante la II República, democrática fue la elección del Frente Popular que trajo la Guerra Civil, democrática fue la Constitución de 1978, democráticas las leyes en contra de la Familia y democrática la legalización de los partidos separatistas, democrático es el aborto y las uniones homosexuales, democrático el explotador estado capitalista y democráticas las instituciones que arruinan a los trabajadores sobre los cuales se fundamentan.
Pero no está de más recordar ciertas cosas NO discutibles, sobre todo para aquellos que se creen con suficiente entidad intelectual y con absoluta legitimidad para modificar la doctrina, el ESTILO, el pensamiento y hasta la base del movimiento nacionalsindicalista, "Porque sólo se respeta la libertad del hombre cuando se le estima, como nosotros le estimamos, portador de valores eternos; cuando se le estima envoltura corporal de un alma que es capaz de condenarse y de salvarse. Sólo cuando al hombre se le considera así, se puede decir que se respeta de veras su libertad..."(Jose Antonio Primo de Rivera, Discurso pronunciado en el Teatro de la Comedia de Madrid, el día 29 de octubre de 1933) . Me veo en la obligación de seguir combatiendo al enemigo, al interno también, oculto tras las abundantes iniciativas interesadas en desviar la nave Falangista de su camino original, de su auténtica vocación y de su verdadero deber, unos para convertirla en un partido fascista, nacionalista o populista; otros para hacer ella un especie de comuna socialista. Algunos textos para meditar:
DISCURSO DE LA FUNDACION DE FALANGE ESPAÑ0LA
" El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo, la derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de subvertir una organización económica, aunque al subvertiría se arrastren muchas cosas buenas. Luego, esto se decora en unos y otros con una serie de consideraciones espirituales. Sepan todos los que nos escuchan de buena fe que estas consideraciones espirituales caben todas en nuestro movimiento; pero que nuestro movimiento por nada atará sus destinos al interés de grupo o al interés de clase que anida bajo la división superficial de derechas e izquierdas." ... "Que desaparezcan los partidos políticos. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político; en cambio, nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de un Municipio; nos afanamos todos en el ejercicio de un trabajo. Pues si ésas son nuestras unidades naturales, si la familia y el Municipio y la corporación es en lo que de veras vivimos, ¿para qué necesitamos el instrumento intermediario y pernicioso de los partidos políticos, que, para unimos en grupos artificiales, empiezan por desunimos en nuestras realidades auténticas?"
V. SUPRESIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
(FE, núm.1, 7 de diciembre de 1933)
Para que el Estado no pueda nunca ser de un partido hay que acabar con los partidos políticos.
Los partidos políticos se producen como resultado de una organización política falsa: el régimen parlamentario.
En el Parlamento, unos cuantos señores dicen representar a quienes los eligen. Pero la mayor parte de los electores no tienen nada común con los elegidos: ni son de las mismas familias, ni de los mismos municipios, ni del mismo gremio.
Unos pedacitos de papel depositados cada dos o tres años en unas urnas son la única razón entre el pueblo y los que dicen representarle.
* * *
Para que funcione esa máquina electoral, cada dos o tres años hay que agitar la vida de los pueblos de un modo febril.
Los candidatos vociferan, se injurian, prometen cosas imposibles.
Los bandos se exaltan, se increpan, se asesinan.
Los más feroces odios son azuzados en esos días. Nacen rencores que durarán acaso para siempre y harán imposible la vida en los pueblos.
Pero a los candidatos triunfantes, ¿qué les importan los pueblos? Ellos se van a la capital, a brillar, a salir en los periódicos y a gastar su tiempo en discutir cosas complicadas, que los pueblos no entienden.
* * *
¿Para qué necesitan los pueblos de esos intermediarios políticos? ¿Por qué cada hombre, para intervenir en la vida de su nación, ha de afiliarse a un partido político o votar las candidaturas de un partido político?
Todos nacemos en UNA FAMILIA.
Todos vivimos en un MUNICIPIO.
Todos trabajamos en un OFICIO o PROFESION.
Pero nadie nace ni vive, naturalmente, en un partido político.
El partido político es una cosa ARTIFICIAL que nos une a gentes de otros municipios y de otros oficios con los que no tenemos nada de común, y nos separa de nuestros convecinos y de nuestros compañeros de trabajo, que es con quienes de veras convivimos.
Un Estado verdadero, como el que quiere Falange Española, no estará asentado sobre la falsedad de los partidos políticos ni sobre el Parlamento que ellos engendran.
Estará asentado sobre las auténticas realidades vitales:
La familia.
El Municipio.
El gremio o sindicato.
Así, el nuevo Estado habrá de reconocer la integridad de la familia, como unidad social; la autonomía del Municipio, como unidad territorial, y el sindicato, el gremio, la corporación, como bases auténticas de la organización total del Estado.
NORMA PROGRAMATICA DE LA FALANGE - ESTADO. INDIVIDUO. LIBERTAD
(Redactada en noviembre de 1934)
6. Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical. Nadie participará a través de los partidos políticos. Se abolirá implacablemente el sistema de los partidos políticos con todas sus consecuencias: sufragio inorgánico, representación por bandos en lucha y Parlamento del tipo conocido.